Mírame, soy tu amor, regresé

(esto va con música de Serrat, obviamente, Penélopeeeee)

¡¡¡¡¡Ah pero cuánto tiempoooooo!!!! No me miren mal, anduve moooooy pero mooooy ocupada, posta. ¿No me creen? Ahora lo verán.

¿Recuerdan que en las últimas entregas mencioné así al pasar que estaba haciendo el curso de ascenso para ser Equipo de Conducción? No sé si en la última, pero en algún momento del año lo dije y, es más, les conté las maravillas sobre protocolo que estaba leyendo, qué había que hacer con la bandera, que el sol de la enseña patria tiene rayos flamígeros y no sé qué otras bellezas.

Hablando de eso, ya saben que me obsesiona el tema, lo de los actos y toda la bola. En un artículo del Reglamento Escolar te explican cómo proceder para cuando la bandera ya es un trapo de colores indiscernibles, y sirve más como repasador para agarrar la pava que para su misión sublime de ondear sobre educadores y educandos en todos los confines de la Patria (es como que me posee el espíritu de Nelly Argentina Revello, la directora de mi escuela primaria; si te bautizan Nelly Argentina, ¿a qué otra cosa te vas a dedicar si no es a la docencia? incompatible ese nombre con tareas de estética femenina, o chef, o enfermera, tal vez abogada, no sé…). Prometo que es lo último que hablo del tema, pero en el artículo dice qué hacer cuando la bandera no sirve más. Voy a spoilear, no aguanto más:

Hay que

QUE - MAR - LA

8.5. Bandera en desuso: Cuando la bandera de izar deba retirarse por desgaste o deterioro, el director procederá a su incineración en acto especial, de acuerdo con las siguientes normas: Se realizará en recinto cerrado y con la mayor solemnidad. Se anulará su carácter emblemático. Se incinerará. Se labrará un acta.

REGLAMENTO ESCOLAR Art. 64

Me mata lo de “anular su carácter emblemático, se incinerará”. No puedo explicar bien por qué, pero así es con las cosas que nos emocionan, porque no hay por qué.

Simplemente sublime, basta de pedir explicaciones

Es decir, me sometí a meses de extenuación intelectual leyendo normativa y pesados textos pedagógicos, me privé de numerosos fines de semana en que se me convocaba a variadas situaciones de ocio y yo respondía con mi sonsonete “tengo que estudiar para el curso”, sin ver luz al final del tunel. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa: gané absolutamente todo, lo digo así, sin pizca de humildad, me siento Scareface.

Yo cuando aprobé el curso de ascenso

Decía, me esforcé y obtuve mi recompensa. Ahora puedo, con encendedor o soplete en mano, incinerar una bandera gastada y “anular su carácter emblemático”. Fascinante. Y todo dentro de la normativa más normada. Soy feliz.

Bueno sí, volveré a ser conducción en un par de meses, y de nuevo la pompa y la circunstancia, el supervisor y su libro negro, mi sellitooooo. Todas las mieles del poder, reuniones en Supervisión con las galletitas Diversión. No digan que no me envidian un poco.

Hola amigas

Pero pero pero este momento es un poco agridulce. Mis compañeros me felicitan, y siento un poco eso de “una de nosotros que ha llegado”. Y como soy una de nosotros, nosotros me da muchos consejos “yo haría esto” “lo primero que encararía sería tal cosa” “la batalla que hay que dar definitivamente es ésta” “a mí me parece que lo mejor es empezar por acá” “cuidate de tal cosa porque es complicado” “yo tendría ojos en la nuca porque…”, y yo estoy muy cansada, y lo único que quiero es que sea 20 de diciembre, que es el último día de clases, o el 28 de diciembre, que es mi cumpleaños y puedo distender con permiso. Cuando me abrumo con todo lo que se viene, miro para el aula y pienso “¿será que me equivoqué y no quería tanto irme de acá…?”, no se preocupen, es un clásico mío la duda eterna.

Le pedí a inteligencia artificial una caricatura de mujer abrumada recibiendo indicaciones en el trabajo. Me mandó esto.

Y esta opción de desconcierto…

Opción políticamente correcta, incluyendo minorías…

Deseché la inteligencia artificial. Defininitamente este meme se acerca más a mi situación para encarar la tarea en 2025.

Y ya que hablamos de aula, vamos con las últimas perlitas en la relación profe - alumnos. Tengo la satisfacción de decir que dos alumnos de dos cursos y escuelas diferentes me han escrito a fin de año, lo que es una de las cosas más conmovedoras que te pueden ocurrir en la docencia, cuando un pibe te escribe genuinamente porque sí, algo que no será calificado, y que corre por cuenta absoluta de la espontaneidad.

Muestras de amor de los alumnos, lo mejor de la docencia

Dibujos, poesía (de la tradicional, con rima “en sus ojos, el reflejo del saber/en su voz, un canto por aprender”, me encantaaaaa), “profe, sos una persona muy linda, que seas siempre feliz”. Voy a aclarar que tanto el muchacho de la poesía, como la chica de la notita son de los últimos años.

Con los primeritos es medio distinto. Igual esta época del año me gusta porque quedamos se reduce notablemente la población de las aulas. Entonces confraternizás más. La semana pasada estuvimos compartiendo mates con unas chicas de 1er año, mientras intentábamos leer por enésima vez un cuento de terror que me parecía cautivante hasta que desembarcó en el aula. La escuela tiene ese no sé qué, viste…

Mucho con el texto no podíamos avanzar, pero nuestro vínculo se estrechó notablemente. Mientras durante el año me ignoraban de un modo militante, ahora estamos solitas en el salón, entre la inmensidad de los bancos vacíos, y ellas me sonríen mientras comentan “Es que es muy paja tu materia, profe…” ante mi pregunta de “¿por qué no hicieron nada y ahora entienden lo más bien el cuento?” La sonrisa es tan angelical que soslayo el adjetivo descalificativo, o es más bien un sustantivo polémico, en fin… Piensen que uno de los objetivos centrales de mi materia es el desarrollo de la expresión oral y escrita, es decir: “es muy paja tu materia, profe”. Se darán cuenta de que me siento absolutamente satisfecha con los logros de este año. Lo dicen con simpatía, hay que admitirlo también.

Y lo último que voy a rescatar de los educandos que me tocaron en suerte en 2024 es su candor, o al menos esa es la palabra que más se acerca para describir esa suerte de pensamiento mágico que manifiestan algunos estudiantes, como el de los hombres que hacían pinturas rupestres para garantizar el éxito de las cacerías. En este caso, más que para garantizar éxito, la idea es mantenerse intacto. Paso a explicar.

Una mañana estaba en mi salsa, ponele, hablando de la construcción del narrador blablabla. Por momentos me posesiono y me entusiasmo, después reparo en las miradas furtivas al celular que echan las palomitas blancas y me empiezo a apurar en mi parlamento. En eso, como es habitual, ingresa un alumno de 5to después de media hora de iniciada la clase (no sé uds., acá en el cole es una práctica bastante habitual; ya sé, la llegada a horario, es una batalla que tendré que encarar en un futuro incierto, veremos…). Sigo hablando, le digo buen día al muchacho y veo que deambula por el aula y no se sienta. Me freno y lo increpo, pero bien “¿qué pasa Alejo? dale, que llegaste re tarde, sentate”, me mira, niega con la cabeza, y sigue dando vueltas, buscando algo que no comprendo. El aula es ínfima, así que la situación es bastante ridícula. Hay una silla y yo le indico por señas que se siente mientras continúo “el narrador es 1ra persona es de poco fiar, no sabemos si nos está diciendo la verdad…” Alejo sigue su danza sin rumbo por un pasillito entre los bancos de 2,5 metros, no más. Finalmente se decide, me señala la silla en cuestión y dice, un poco entre dientes “No me voy a sentar ahí”. Entonces le presto atención y me doy cuenta de que el resto de la clase sonríe beatíficamente, y no por empatía con el narrador en 1ra persona. Miro la silla y “Ahhhh” me sonrío también. “Bueno, dale, es un dibujo nomás”.

Adivina adivinador, ¿qué podía haber dibujado en el banco, que infundía ese temor en mi impuntual estudiante? Sí, sagaces, han acertado: una rústica caricatura del aparato genital masculino. Nada nuevo bajo el sol, dicen que las ruinas de Pompeya (y no me refiero al barrio porteño) están llenas de ese entrañable diseño.

La mortificación de Alejo, arte primitivo en el cole

Pero no por menos novedoso, dejaba de intranquilizar a Alejo. No podía creer semejante ingenuidad del muchacho, ya a punto de cumplir 18. “Alejo, es un dibujo, ¿qué creés que te va a pasar?” le decía yo, mientras imaginaba miles de posibilidades para las jornadas de ESI. Él seguía en su férrea convicción “no me voy a sentar ahí” mientras el curso carcajeaba y lo instaba a sentarse. Yo intentaba persuadirlo con argumentos como “Pero dale, Alejo ¿cuántos años tenés? es una pavada completa esta situación”. Finalmente le dije “mirá a la profe, Alejo, como se sienta y no pasa nada”, como cuando trataba de convencer a mis hijos a entrar al consultorio del pediatra. Traté de mantener mi tono dulce, pero después me pudrí, agarré la silla, la llevé a mi escritorio y me senté, mientras aseguraba “A la profe ya no le importa donde se sienta, tenés que llegar a este estado de nirvana” y seguí con la clase, mientras Alejo se apuraba a sentarse en la silla libre de pecado que yo había dejado. Pasan cosas lindas en la familia educativa…

Bueno, no sé qué derrotero seguirá este newsletter, ahora que cambiaré un poco de funciones. Un amigo me preguntó si estas entregas continuarían, y la verdad que no lo sé, porque la clase es una usina de anécdotas, hay que ver si fuera del aula pasan tantas cosas dignas de ser contadas. Que pasan cosas, seguro, pero no sé si son tan entretenidas, es decir, no me veo relatándoles con gracia las reuniones de Consejo consultivo, o cómo armo los boletines en la plataforma Mi Escuela.

De todos modos, me alegro de haber vuelto, y de que hayamos conversado en ésta, la mejor etapa del añooooo. Ni un mísero video musical les puse, ahí va, ahí va, no se me pongan exigentes.

¡Felices y merecedísimas vacaciones para todos!

Acá va el tema que se corresponde con el título, tipo en el minuto 3 está la frase… no conocía este video, todos los días se aprende algo.

Acá va un tema navideño bien vintage, puede parecer trillado, puede parecer obvio, escúchenlo, Lennon es atemporal y brillante.